La envidia como aliada
- Fernanda Ossandón
- 26 nov 2023
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 27 nov 2023
Nunca imaginé que la envidia pudiera dejarme aprendizajes significativos en mi vida, o incluso que pudiera derivar en algo positivo. En mi entorno cultural y social, la narrativa de que "la envidia no es sana" siempre fue predominante. La noción de una "envidia sana" se percibía como inexistente y, a menudo, etiquetar a alguien como envidioso significaba marginarlo socialmente. No afirmo que sea sabio o insensato seguir estas creencias, pero creo que comenzar a desentrañar la complejidad de la envidia, explorar cómo se manifiesta en cada uno de nosotros, y discernir qué podemos aprender o descartar de ella, podría conducirnos hacia una sociedad que aprende a manejar su envidia sin perjudicar a terceros, y quizás podamos comenzar a utilizarla como el termostato de nuestros sueños, anhelos y el cuidado de nuestra estructura material y social.
La experiencia emocional
Al sumergirme en el mundo emocional mi perspectiva comenzó poco a poco a cambiar, me di cuenta de que todas las emociones hablan de nosotros, o de lo que nos han enseñado o hemos visto, ellas nos cuidan. En el momento en el que ocurre un hecho, se activan sensaciones corporales en nosotros, más allá de nuestros intentos por acallar la emoción, o fingir que no la estamos experimentando, en diversas intensidades, con distintos matices, algo pasa en nosotros.
A menudo no nos damos cuenta a nivel consciente de qué estamos sintiendo, pero el cuerpo nos habla, y luego, si logramos hacernos conscientes de su existencia, es a través de la razón que le damos sentido, y le ponemos nombre a aquella experiencia emocional.
Esta experiencia emocional está cargada de información valiosa, es una guía intrínseca que nos ayuda a conocernos mejor y a tomar decisiones alineadas a lo que queremos en ese momento. El trabajar en ellas es respetarnos a nosotros y a nuestro entorno.
La importancia de ser conscientes de la envidia en la modernidad
Además de lo anterior, me parece interesante hablar hoy sobre esta emoción, debido a que no ha habido otro momento en nuestra historia en que hemos estado tan expuestos a tanta información, a tener acceso y ser parte de conocer tantos estilos de vidas diferentes a nosotros. Nuestra mirada en cierta medida está constantemente observando hacia el lado, y si escuchamos la sabiduría popular (que no siempre es tan sabia, o que simplemente ya no calza con la modernidad) “el pasto de al lado siempre es más verde”, especialmente cuando solo vemos una parte de su vida, aquella parte que quieren mostrar, no hay imagen más controlada que aquella que realizamos a través de las pantallas.
En el mundo moderno, los desafíos y amenazas a nuestra posición social, a la capacidad de reunir recursos va en aumento. Ahora al parecer necesitamos más dinero, más recursos, más cosas e infraestructuras más extensas, ya no luchamos solo para alimentarnos como nuestros antepasados lo hicieron. No suena muy lindo ni poético pero es una necesidad (o no) que en distintas intensidades y urgencias se presenta hoy en cada uno de nosotros, y al parecer es la emoción de la envidia, quién puede ayudarnos a conectar con estas intenciones que no siempre están en nuestro consciente.
El enfoque empático de la envidia
Karla Mc Laren, investigadora social dedicada a trabajar empáticamente con las emociones, a través de su modelo Dynamic Emotional Integration®, hizo que me cuestionara mi percepción entorno a la envidia, ¿qué pasa si la utilizamos a nuestro favor?. Mc Laren asocia esta emoción con la “familia de los miedos”, principalmente propone que es una especie de “radar social”, y dice que surge en circunstancias donde ves amenazada tu seguridad material, recursos o bien, tu posición dentro de un grupo.
Propone que la energía de la envidia nos ayuda a mantenernos con atención y orientación hacia el acceso de la seguridad, el reconocimiento y la obtención de recursos. Dice que esta emoción da cuenta de aquello que aspiras y mereces.
Para acceder a la sabiduría de la envidia, la investigadora postula hacerlo a través de las siguientes preguntas:
¿Qué fue traicionado? ¿Qué debe ser corregido?

Avanzando en la reflexión, y luego de reconocer esta nueva perspectiva, he comenzado a observarla en mi historia y cotidianidad. Y creo que la envidia nos puede ayudar a conectar con aquello que queremos tener o ser. Pero ahondando más en ella, me parece aún más importante utilizarla como un puente de inspiración para transformarnos y lograr aquello que queremos. Muchas veces podría suceder que no es que queramos lo mismo que la otra persona, sino que queremos experimentar una sensación similar que esta proyecta, u obtener un elemento que vemos en esa persona que nos inspira a conectar con nuestros anhelos y sueños, y que nos invita también a la renovación de ellos.
Desde esta perspectiva es que yo le agregaría estas preguntas:
¿Qué quiero de aquello que tiene esa persona? ¿Cuáles de esos elementos son los que me atraen? ¿Qué me inspira de esta persona? ¿Me conecta con algo que anhelo? ¿Qué es? ¿Hay algo que debo proteger?
Creo que no es fácil hablar de la envidia desde un estigma positivo, pero si hacemos como que no existe puede que nos perdamos de información valiosa de nosotros, información que nos puede ayudar a aquello que hoy nos haría sentir más satisfechos. Creo que darle una vuelta e incorporarla a nuestro radar emocional-social puede ser importante para conferirle un nuevo sentido y hacerle frente a aquello que nos pasa.
Por otro lado, el no trabajar en ella y no acceder a su información, puede que inconscientemente caigamos en ser "chismosos" de manera tóxica, en generar resentimiento sin sentido, y sentirnos culpables debido a no comprender bien nuestras necesidades o intenciones.
El autoconocimiento profundo es clave siempre
Creo que es necesario indagar en nosotros, conocernos más para sacarle partido a la información que nos da esta emoción, ya que puede ser que aquello que creemos que merecemos o aspiramos no es lo que realmente queremos sino lo que la sociedad o la familia nos ha impuesto, mostrado o enseñado, consciente o inconscientemente. Por lo que, creo que en la adultez es importante hacer un trabajo de autoconocimiento profundo para “limpiar” cada cierto tiempo aquello que no nos está sirviendo, o aquellos mandatos que inconscientemente no nos están haciendo sentido.
Si dejamos fluir esta emoción y le quitamos la estigmatización social, creo que podría aportar a construir una sociedad donde nos permitamos alegrarnos por los logros y méritos de terceros, celebrarlo y reconocerlos, y que estos mismos nos inspiren y motiven a lograr aquello que nosotros queremos. De la mano de una mirada más amorosa y consciente podremos ser más coherentes con nuestros anhelos y sueños, finalmente de eso se trata la vida de vivir el momento, y perseguir aquello que nos permita sentirnos vivos, eso que nos ayuda a conferirle mayor sentido a nuestra existencia.
Preguntas para conocer tu relación con la envidia:
¿Aparece la envidia en tu día a día? ¿cómo te llevas con la envidia? ¿qué aprendiste de ella? ¿qué dice de ti? ¿con qué anhelos, sueños te conecta? ¿crees que puedes utilizarla a tu favor?
*Si estas pensando en trabajar en ti, me honraría acompañarte en este proceso, para auto descubrirte y re diseñar lo que quieres en tu vida, puedes agendar gratis acá :) y así nos conocemos a ver si hacemos match.
IMPORTANTE:
Si tienes una sensación de emocionalidad desbordada y de alta intensidad, o algo que te impide realizar tu vida de manera “normal”, por favor pide ayuda y visita a un Psicólogo, si quieres que te recomiende alguno no dudes en escribirme a fernanda@almasendanza.com.
Con cariño
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